Mis inicios en cocina
- agosto 22, 2020
- Publicado por: Marta Chacón
- Categoría: Blog
Saber con exactitud cuándo empecé en el mundo de la pastelería y cocina se remonta a mi infancia, cuando mi Mamá me invitaba a acompañarla a batir su maravilloso queque seco. Debo decir que a ella le quedaba espectacular. ¡Qué increíble! Le quedaba esponjoso y aromático. Creo que ya los estoy antojando…
Continuando con el relato, recuerdo que yo salía al patio soplada por un banquito y me subía porque estar en primera fila era lo más importante para no perder de vista ningún detalle. Qué linda la batidora plateada Sunbeam, la veía enorme y brillante. Era una belleza y Mami la cuidaba con gran cariño.
Después de años de estar siempre en primera fila y de verla cocinar, comprendí la importancia de ser muy ordenado y respetar el paso a paso de la receta. Siempre empezábamos por alistar los ingredientes y el molde, y hasta que tuviera todo preparado iniciábamos con la elaboración. Les cuento esto porque a veces por la prisa no le damos importancia a este gran detalle.
Recuerdo que Mami hacía énfasis en el cremado, el primer paso que casi siempre tienen todas las recetas de queques y es donde la mantequilla se encuentra con el azúcar. Juntas construyen la estructura interna del queque, lo que veremos y disfrutaremos después: su hermosa y esponjosa textura.
De ahí en adelante el resto de los pasos eran relativamente sencillos: agregar los huevos uno a uno y los ingredientes secos bien cernidos, alternando con el líquido que siempre era jugo de naranja natural. ¡Ahhh! Ralladura de naranja no podía faltar. Al final Mami lo “bautizaba” con una copita de ron, y ¡listo para el horno! Pero antes de continuar, yo y solo yo debía “aprobar” el resultado y tocaba pedir un aspa untada del batido que sabía a gloria. No me digan que no es rico probar los batidos así, crudos. Jajaja eran esas bellas travesuras de infancia que se extienden hasta estos días.
Era lindo ver el queque mientras se horneaba, y ni qué decir verlo ya terminado en su platón de servir, listo para que lo disfrutáramos en familia.
… Y así fue como inició mi relación con la cocina. Gracias, Mami, porque un día me invitaste a hornear juntas. Tus enseñanzas siempre las atesoraré en mi corazón…
Con los años y ya con hijos en edad escolar decidí entrar al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) con la idea de llevar la carrera de Cocinero de Hotel. Debo decir que esa maravillosa oportunidad me permitió aprender muchísimo de la cocina internacional, sus bases y las técnicas necesarias para su elaboración. De todo lo que aprendí ahí, siempre me incliné más por la pastelería y la panadería. ¡Me encanta! Me preocupé por leer y aprender todo lo que podía, pero principalmente me preocupé por practicar, practicar y practicar. Los panes dulces, salados, el hojaldre y muchos más. Inclusive hoy en día trato en la medida de lo posible con actualizarme y seguir estudiando.
Para continuar con mi historia, un día de esos que uno los llama “diferentes”, decidí empezar con mi negocio de garaje, pero esta historia se las terminaré de contar otro día…
Continuará….